De acuerdo, manda el IBEX… ¿Pero quién manda en el IBEX? | ctxt.es

MADRID | 1 DE MARZO DE 2016

Vicente Aleixandre nos advertía: “No confundáis sus plumas, sus alisadas plumas, con el torso de una paloma. No penséis en el pujante acero del águila. Por el cielo las garras poderosas detienen el sol”. Hoy se acercan viejos fantasmas restauradores, maquilladores de la élite dirigente en diferentes periodos de la historia de España, aún activos gracias a los partidos emergentes y su necesidad de acercarse a su par ideológico. El empate técnico que dibujó el 20D y la consiguiente necesidad de generar alianzas ha hecho que todos participen en un juego de limpieza semántica del otro, de redefinición de los límites amigo-enemigo, reemplazando la crítica estructural del adversario (como expresión de unos intereses, como partido de clase, definido por una trayectoria histórica), por categorías líquidas político-partidarias (los partidos son sus líderes y sus votantes y, por tanto, susceptibles de cambios).

Esto refleja el predominio de una forma cinematográfica y épica de leer las negociaciones y sus aristas (Pablo el villano, Pedro el inocente, Rajoy el inconsciente), propia de series como Juego de tronos o House of cards. Como consecuencia, el conflicto político queda circunscrito a una pugna parlamentaria entre líderes, evitando ver su origen más allá de esta.

Como herramienta pedagógica, quizá sería bueno rescatar la serie televisiva producida por Martin Scorsese, Boardwalk Empire, para interpretar la situación actual. En ella se retrata la vida del tesorero de la próspera Atlantic City (Steve Buscemi) a inicios del siglo XX, un cargo público (menor) dedicado a gestionar las arcas de la ciudad. No obstante, detrás de su pretendida función, se manifiesta su rol como articulador de los negocios de la urbe. Como tal, recibe una renta de los negocios del lugar, promociona a aquellos que le han apoyado durante la campaña electoral, y hunde a aquellos que osan enfrentarse a él. Su posición viene facilitada por un hecho: él construyó aquel lugar y fue quien puso a cada uno de los que ocupan un puesto de importancia. Sin embargo, su poder se tuerce con la aprobación de la ley seca y la entrada de nuevos competidores.

Es la política vista desde el conflicto entre clases pudientes, y las transformaciones sociales que originaron dicho conflicto.

Siguiendo esta lectura, la política en España parece rodar hoy por similares derroteros. La corrupción estructural y las tres crisis sistémicas (del régimen político, del modelo financiero/económico, y del bloque mediático y propagandístico) que la acompañan así lo indican: en los últimos 25 años, la política (desde la monarquía hasta las pequeñas instituciones locales) ha servido para mediar y medrar entre empresarios necesitados de contratos, facilitando adjudicaciones, licencias, recalificaciones, favores, fusiones, tanto dentro como fuera del país.

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