Joan Carles Guisado
“Hubiera querido nacer en un país en el cual el soberano y el pueblo no tuviesen más que un solo y único interés, a fin de que los movimientos de la máquina se encaminaran siempre al bien común, y como esto no podrá suceder sino en el caso de que el pueblo y el soberano fuesen una misma persona, dedúcese que yo habría querido nacer bajo un gobierno democrático sabiamente moderado. (…) Hubiera, pues, querido que nadie en el Estado pudiese pretender hallarse por encima de la ley, y que nadie desde fuera pudiera imponer al estado su reconocimiento; porque, cualquiera que sea la constitución de un gobierno, si se encuentra un solo hombre que no esté sometido a la ley, todos los demás hállense necesariamente a su merced“, escribía, ya en 1755, Jean-Jacques Rousseau en elDiscurso sobre el origen de la desigualdad entre los hombres.
Si comparamos los gobiernos de cualquier país del mundo, incluyendo las instituciones privadas de cualquier tipo, con los deseos de Rousseau, veremos con cristalina transparencia que a ninguna de esas organizaciones se les puede considerar “un gobierno democrático sabiamente moderado”. Todos los líderes se preocupan de no ser iguales a sus subordinados ante la ley, se sitúan por encima de ella y en la mayoría de los casos avalados por leyes que ellos mismos han promulgado. Muchas constituciones llamadas democráticas tienen artículos donde se establece algún tipo de “irresponsabilidad” en los actos de los gobernantes. Un ejemplo de irresponsabilidad es la que otorga la constitución española a su Rey, en el artículo 56 se lee “3. La persona del Rey es inviolable y no está sujeta a responsabilidad.”. Evidentemente a Jean-Jacques no le gustaría vivir en la España actual, no le gustaría estar a la merced de su soberano. El problema para Rosseau sería mayor al comprobar que no existe, en el mundo actual, gobierno acorde con sus deseos.
Hay muchos países con regímenes que generalmente se consideran democráticos donde quizás no podamos encontrar, en sus leyes, un texto tan anacrónico como el citado anteriormente, pero que de hecho los lideres no solo tienen todo tipo de privilegios sino que se sabe que están involucrados en todo tipo de atropellos contra sus gobernados, llegando incluso a las matanzas de todo tipo.
¿Cuál es el origen de la desigualdad moral entre los hombres?
Casi con seguridad todo esto de la desigualdad; de la sociedad dividida en clases; del acaparamiento de los alimentos en manos de unos pocos empezó con el dominio de la agricultura, que permitió acumular alimentos en manos de unos pocos. Ese logro tan importante para el acceso a la condición humana llevaba en su seno el germen de la desigualdad que tanto hace sufrir a muchas poblaciones. Poco podían imaginar nuestros ancestros cazadores–recolectores que esa mejora objetiva les llevaría a unos episodios terribles para la especie humana. “La transición de la caza y la recolección a la agricultura suele considerarse como el paso decisivo en el progreso de la humanidad, por cuanto permitió asegurarse la fuente permanente de alimentos y el tiempo de ocio que eran requisitos previos del desarrollo de la civilización moderna. No obstante, al estudiar con mayor detenimiento esa transición se llega a una conclusión muy distinta: para la mayoría de las personas, la transición a la agricultura se tradujo en enfermedades infecciosas, malnutrición y acortamiento de la vida. En lo que respecta a la sociedad humana en general, la transición empeoró la condición de las mujeres e introdujo la sociedad de clases. Más que ninguno de los hitos que marcan el camino de la condición simiesca a la humana, la agricultura combina inextricablemente las causas del ascenso de la humanidad con las de su caída.””, dice Jared Diamond en su libro El tercer chimpancé.
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