74 años de la muerte de Miguel Hernández: 10 de sus poemas imprescindibles

A continuación, 10 de los imprescindibles poemas del autor, centrado en un estilo que se denominó ‘poesía de guerra’ y del que es uno de los principales referentes.

 

CANCIONERO Y ROMANCERO DE AUSENCIAS

Por las calles voy dejando

algo que voy recogiendo:

pedazos de vida mía

venidos desde muy lejos.

Voy alado a la agonía

arrastrándome me veo

en el umbral, en el fundo

latente de nacimiento

LLAMO A LA JUVENTUD

Sangre que no se desborda,

juventud que no se atreve,

ni es sangre, ni es juventud,

ni relucen, ni florecen.

Cuerpos que nacen vencidos,

vencidos y grises mueren:

vienen con la edad de un siglo,

y son viejos cuando vienen.

SENTADO SOBRE LOS MUERTOS

Sentado sobre los muertos

que se han callado en dos meses,

beso zapatos vacíos

y empuño rabiosamente

la mano del corazón

y el alma que lo mantiene.

Que mi voz suba a los montes

y baje a la tierra y truene,

eso pide mi garganta

desde ahora y desde siempre.

CANCIÓN ÚLTIMA

Pintada, no vacía:

pintada está mi casa

del color de las grandes

pasiones y desgracias.

Regresará del llanto

adonde fue llevada

con su desierta mesa,

con su ruinosa cama.

Florecerán los besos

sobre las almohadas.

Y en torno de los cuerpos

elevará la sábana

su intensa enredadera

nocturna, perfumada.

El odio se amortigua

detrás de la ventana.

Será la garra suave.

Dejadme la esperanza.

TRISTES GUERRAS

Tristes guerras

si no es amor la empresa.

Tristes, tristes.

Tristes armas

si no son las palabras.

Tristes, tristes.

Tristes hombres

si no mueren de amores.

Tristes, tristes.

JORNALEROS

Jornaleros que habéis cobrado en plomo

sufrimientos, trabajos y dineros.

Cuerpos de sometido y alto lomo:

jornaleros.

Españoles que España habéis ganado

labrándola entre lluvias y entre soles.

Rabadanes del hambre y del arado:

españoles.

Esta España que, nunca satisfecha

de malograr la flor de la cizaña,

de una cosecha pasa a otra cosecha:

esta España.

ESCRIBÍ EN EL ARENAL

Escribí en el arenal

los tres nombres de la vida:

vida, muerte, amor.

Una ráfaga de mar,

tantas claras veces ida,

vino y los borró.

EL RAYO QUE NO CESA

¿No cesará este rayo que me habita

el corazón de exasperadas fieras

y de fraguas coléricas y herreras

donde el metal más fresco se marchita?

¿No cesará esta terca estalactita

de cultivar sus duras cabelleras

como espadas y rígidas hogueras

hacia mi corazón que muge y grita?

LAS MANOS

Dos especies de manos se enfrentan en la vida,

brotan del corazón, irrumpen por los brazos,

saltan, y desembocan sobre la luz herida

a golpes, a zarpazos.

La mano es la herramienta del alma, su mensaje,

y el cuerpo tiene en ella su rama combatiente.

Alzad, moved las manos en un gran oleaje,

hombres de mi simiente.

VIENTOS DEL PUEBLO ME LLEVAN

Si me muero, que me muera

con la cabeza muy alta.

Muerto y veinte veces muerto,

la boca contra la grama,

tendré apretados los dientes

y decidida la barba.

Cantando espero a la muerte,

que hay ruiseñores que cantan

encima de los fusiles

y en medio de las batallas.

Origen: 74 años de la muerte de Miguel Hernández: 10 de sus poemas imprescindibles

«En mi final» de Joan Carles Guisado

En mi final
 
 
 
Rota me siento,
cual muñeca en un desván.

Sin aliento estoy

para vivir más.

 

Poco duró el amor.

Ese espejismo que inventé

mirándote llegar.

 

Me poseíste sin respeto

hasta romper mi corazón.

Me hiciste añicos

que no puedo componer.

 

Rota estoy en el desván

Y ahora, en mi final,

libre ya: ¡por fin!

Tu sombra se desvanecerá.

«Sujeción», de Úrsula Ramos

Con Úrsula Ramos

 

Una poesía de mi maestra Úrsula Ramos.

Sujeción

He estado presa por muchos años

Me encarceló el reloj,

los deberes, el querer ser,

mis ojos se han cansado de leer

preguntas sin respuesta.

 

¡Mis ojos!

Hechos para contemplar el infinito,

para saciarse del azul del mar,

para mirar y mirar

y buscar la oculta belleza

han tenido que ver la prosa diaria.

 

¡La diaria prosa!

La que nos destruye,

la que lentamente

corroe nuestras ilusiones,

juega con nosotros

y nos coloca en el lugar que a ella conviene.

 

¿Qué es usted?

¡No importa!

La diaria prosa, la prosa diaria,

le impide, nos impide,

ser nosotros mismos para siempre

¡Tercera, cuarta

o vigésima persona!

 

Úrsula Ramos, 1980.